domingo, 22 de febrero de 2015

Guayaquil se rezaga


El Banco Central publicó las cuentas cantonales del 2011. A mediados del 2013 lo hizo para el 2007, sobre los que comentamos entonces en estas páginas. Ahora podemos escrutar lo que ha pasado en la economía cantonal en esos cuatro años.
El resultado es poco halagador. Guayaquil creció menos que el resto del país. Eso ya se notaba: nuestra ciudad ya no es imán de la migración interna ni externa.
Vamos a los números. Cuando digo Guayaquil me refiero a la producción de este cantón más la de Durán y Samborondón, y la de Quito incluye al cantón Rumiñahui. A la producción nacional restamos el valor agregado de petróleo y minas de los cantones amazónicos con grandes yacimientos de hidrocarburos. De lo contrario, La Joya de los Sachas, en Orellana, contaría más que Cuenca.
En el 2007, Guayaquil concentró 24,7% de la producción nacional, algo menos de 1 punto porcentual que Quito. Guayaquil lideraba al país en comercio, su fuerte tradicional con 30% del total, y alojamiento y comidas 31%, esto último fruto de su gran concentración de población urbana.
Además concentró 39% de las actividades profesionales e inmobiliarias, pero en esto lo superaba Quito con 42%. En servicios financieros, en que Guayaquil lideró ampliamente hasta la crisis de 1998-99, concentró solo el 21%, menos de la mitad que Quito con 46%.
Entre el 2007 y 2011 Guayaquil pierde 0,8% de participación de la economía, mientras que Quito la aumenta ligeramente, en 0,2 de punto. Guayaquil pasa a 23,9% de la economía nacional, casi 2 puntos porcentuales menos que Quito. Nos quedamos atrás: Quito, capital económica indiscutible.
Entre las principales áreas metropolitanas, el mejor desempeño de este cuatrienio es el de Manta-Portoviejo, cuya participación de la economía nacional no petrolera crece 0,9 de punto a 3,9%, pero no alcanza a Cuenca, que también aumenta su participación, en 0,6 de punto a 4,8%. Bien por manabas y morlacos.
¿Qué pasó con Guayaquil? Pierde fuertemente en actividades profesionales e inmobiliarias, la mitad de lo que tenía antes. Todo el resto del país gana participación a expensas de Guayaquil. ¿Estamos perdiendo servicios profesionales? Debe ser causa de preocupación puesto que el futuro está en el conocimiento.
En otras áreas hay resultados moderadamente satisfactorios. En manufactura se gana 1,4 puntos y prácticamente se empata en el primer lugar con Quito con el 33% de la producción nacional. En el 2007 ya no éramos la capital industrial.
En comercio se aumentan 2,1 puntos de participación, el 30% nacional, y en construcción 4 puntos, a 26% y conservando el primer puesto nacional. En servicios financieros aumentamos 3,6 puntos a 25%, pero Quito mantiene una amplísima ventaja con 43%.
Pensando en el futuro del gran Guayaquil, no podemos seguir perdiendo espacio en actividades que requieran talento. Quito impulsa Yachay, ese gran emprendimiento estatal para atraer actividades de conocimiento a 122 kilómetros al norte de la capital.
Como comunidad debemos hacer lo equivalente: propender a convertir a Guayaquil en centro nacional o mejor andino en alguna industria o servicio que se fundamente en el talento. Se requiere la concertación del gobierno municipal, la academia y la empresa privada. (O)

viernes, 20 de febrero de 2015

Entrevista | El amor eterno es de inteligentes – Neurocientífico Dr. Rodolfo Llinás



El doctor Rodolfo Llinás es el colombiano con mayor posibilidad de ser Premio Nobel de Medicina. Es tal vez el médico que más ha estudiado y que más sabe del cerebro en el mundo. Es el actual jefe de neurociencia del Hospital de Nueva York. Esta entrevista sirve para cuantificar el pensamiento de este gran científico bogotano.

Advertencia
El contenido de este post puede ocasionarle conflictos irremediables con sus dogmas religiosos o valóricos

¿Cuál es su obsesión científica en la actualidad?
Tratar de entender la naturaleza de la subjetividad. La memoria puede uno entenderla como la capacidad de las células y del sistema de modificarse de tal modo que se puede reconstruir el pasado. Y eso es perfectamente claro, la capacidad de moverse se entiende muy bien. Lo que no sé es que si yo siento un dolor, cómo se genera ese dolor. Si a una persona que tiene dolor le pongo dos gotas de anestésico local y se le quita el dolor, entonces éste es físico y sé cómo funciona y lo controlo, pero no sé qué hay adentro del cerebro, no sé de dónde proviene el dolor…

¿Será posible algún día hacer trasplantes de cerebro?
No, absolutamente imposible. Y no porque si a uno le trasplantan un cerebro, no le estén trasplantando un cerebro, que a alguien se le tomó de su cuerpo. Es que usted desaparece como tal cuando le quitan el cerebro para ponerle uno nuevo. Una mano o el corazón pueden trasplantarse, pero el cerebro, nunca. Si yo me quito mi cerebro y me pongo el suyo, ya no soy yo, sino que soy usted.

¿Es posible en el futuro descubrir una vacuna contra el Alzheimer y el mal de Parkinson?
Sí, no sólo una vacuna, hay muchos tratamientos, de eso he venido hablando últimamente. Eso ya es mucho más real, porque el Parkinson es una enfermedad degenerativa, y el Alzheimer es una enfermedad degenerativa. Trabajamos la proteína de una persona como antes experimentamos con el cerebro de un calamar. Ya conocemos el mecanismo de la enfermedad, y [la solución] es muy factible.

¿Pronto o muy lejana todavía?
Creo que es probable que en los próximos diez años haya una solución, que pueda encontrarse la curación. Tenemos una droga que sirve aunque no es perfecta, y porque sirve es que ya uno tiene más o menos arrinconada la enfermedad.

¿Usted ha señalado la posibilidad de una especie de vacuna para incitar el amor?
Me han preguntado mucho sobre eso, ¡pero cómo voy a decir semejante cosa! No existen vacunas contra una situación de ese calibre. El amor no es una enfermedad, no es un virus, ¿entonces a quién se va a atacar? ¿Y entonces qué es el amor? Es un estado funcional del cerebro. Y las bases del sentimiento no las entiendo aunque sé dónde están.
Además de las drogas y el alcohol, ¿es cierto que ser negativo también deteriora el cerebro? Es decir: ¿es dañino ser pesimista o amargado?
Ser pesimista o amargado es un estado del cerebro, porque el alma no existe. No se puede ser triste sin cerebro. Entonces usted me pregunta si el estado general de la tristeza o la amargura deterioran el cerebro. Yo le diría que no, porque el cerebro ya está dañado: por eso es que está triste todo el tiempo, son funciones del cerebro que han evolucionado. Cuando uno está feliz es porque está relacionado con algo bueno. Es conveniente hacer cosas que le mejoren a uno la vida. Es importante la capacidad de reproducirse, la sensación de no sentir dolor. Aunque parezca obvio, generalmente uno se siente bien cuando deja de sentirse mal. Después de un dolor de cabeza, yo me siento fantástico porque ya no tengo dolor de cabeza.

Siendo el cerebro un sistema cerrado y sólo perforado por los sentimientos, como usted lo ha demostrado, ¿cómo va la ciencia en cuanto a penetrar allí, por ejemplo para cablear el cerebro?
Pues yo tengo una patente para hacerlo; es decir que sí puede hacerse. Lo dije en un programa de televisión, y me echaron muchas vainas, como era inevitable. ¿Cuál es la situación? Que uno puede cambiar la función cerebral por estímulo eléctrico.Yo puedo poner un estímulo en el nervio, un estímulo eléctrico, y la mano se mueve. Puedo poner un estímulo eléctrico en otra parte y sentirme bien, o en otra parte y sentirme mal. Entonces en vez de hacerles huecos a la cabeza y al cerebro, le introduzco cables por entre las arterias.
El cerebro está lleno de huecos, no hay que hacerle otros más. Puedo hacerlo con cables, puedo cablear el cerebro de una persona con dos millones de cables, ¿y qué puedo hacer con eso?: estimular todas las posibles áreas a un mismo tiempo. Si lo tengo a usted cableado, puedo cambiarlo hasta el punto de saber lo que está pensando, y comunicárselo a otro, y entonces ustedes dos se convierten en un sistema, y cuando usted siente dolor, él también siente dolor, y así ya no tienen que hablar, pues uno no tiene que hablar con uno mismo. Entonces comenzamos a convertirnos en un ente. Eso ya es ciencia ficción de alto turmequé.

¿A qué edad es más importante en el cerebro la educación?
La educación debe hacerse tan tempranamente como sea posible. A los niños hay que enseñarles a pensar, a que generen sus propias soluciones. Hay que enseñarles a que entiendan, pues el saber se pierde. ¿Acaso usted recuerda los afluentes del Caquetá? ¿Los estudió? Es inmensa la cantidad de cosas que aprendimos pero que no sabemos porque no tuvieron contexto. En la educación le queman a uno el cerebro. A los niños hay que enseñarles a pensar, es decir, enseñarles en contexto.

Edgar Allan Poe sostiene en su cuento William Willson que en cada hombre existe mitad del bien y mitad del mal. ¿Eso es posible?
Esas son descripciones literarias. La posibilidad motora que uno tiene, es la única manera de ser malo. La gente no entiende que la única manera que tenemos de expresarnos, es por acciones: o se habla, o se escribe, o se le mete un tiro a una persona. Entonces, tengo la capacidad de ser malo. ¿Y tengo la capacidad de ser bueno? ¡Claro que sí! Porque ambas posibilidades lo que requieren son movimientos de los músculos. Ahora bien: ser buenos o ser malos tiene otro problema, y es que se trata de ser bueno o malo respecto de alguien. Por ejemplo, a un soldado le enseñan que tiene que matar por el bien de la patria.
El científico norteamericano Edward O. Wilson afirma que lel hombre nace con una especie de microchip en el cerebro que lo hará inexorablemente criminal o científico o cualquier otra cosa, y que muy poco o nada puede hacer el ambiente cultural o social para modificar el futuro de la persona…
Si uno naciera con el microchip, entonces para qué estudiar. Es cierto que nacimos con muchas cosas, nacimos con toda la anatomía de las manos y por tanto el cerebro también es génesis para uno. Pero es importante que haya diferencias, porque si no hubiera diferencias, no habría humanidad, ya nos hubiéramos muerto todos. La ventaja es que siendo todos perfectamente tan diferentes, la posibilidad de que nos arrasen es muy pequeña. La sociedad es sumamente fuerte, y se requiere que haya diferencias, que haya colores, que haya intelectuales y de otro tipo.

¿Se podrá llegar a leer alguna vez la mente humana, la de los demás?
Sí, ya lo hablamos: cableándolo, o con estímulos. Una vez trabajé en París y teníamos que llegar por la noche y el celador cerraba con llave, y entonces debíamos timbrar, y el celador nos echaba unas vaciadas tremendas: que ya estaba en la cama, que qué desgracia, y escupía y gritaba. Entonces dije: Vamos a hacer un experimento interesante: le llevamos una botella de vino. Entonces el celador cambió y cada noche nos recibía como a unos príncipes. Le cambiamos el modo de pensar, pues cambiar la manera de pensar es de lo más pendejo que hay! Ahora: que la gente se lo deje cambiar, es otro asunto, pues hay cosas que no son negociables. Es muy difícil, por ejemplo, convencer a otro para que mate a su mamá, aunque alguien existirá que lo haría muy fácilmente

Teniendo en cuenta la condición de violencia del hombre colombiano, ¿sería una estupidez decir que es que tenemos otro microchip en el cerebro?
No, la humanidad ha sido mala desde “chiquita”. Lo que pasa es que aquí hay mucha injusticia social. Ahora: si quiere que se acaben todas esas vainas, pues hagamos una guerra contra los venezolanos y por fin tendremos todos a quién darle en la jeta. Nos unimos todos, y de seguro que así se termina todo.

Usted, que ha estudiado el cerebro, ¿cree que el suyo funciona mejor ahora que cuando era joven?
Mucho mejor cuando era joven. Lo que pasa es que ahora sé más. Bien se dice que el diablo sabe más por viejo que por diablo. El ideal es que yo pudiera tener el cerebro joven sabiendo todo lo que sé ahora. Si al cerebro le quitamos el conocimiento, sería botar a la basura un gran capital que me ha costado tanto trabajo.

¿Existe alguna fórmula para mejorar el cerebro?
Hay muchísimas. La principal: úselo. Si uno no usa el cerebro, éste se atrofia, como los músculos y como todo lo demás. Por ejemplo, no se meta esas borracheras espantosas ni consuma drogas. A mí me preguntan que si he consumido drogas. No he tomado droga de ninguna especie, lo máximo que me he tomado es un vino, drogas no, porque no me interesa, porque si yo veo los colores muy bien y no quiero que sean más claros, pues no me interesa. Esas gentes que se están metiendo ese tipo de drogas, ¡qué horror!, van a tener el cerebro podrido cuando tengan sesenta años, si es que llegan a los sesenta.

¿Se puede afirmar que algunas personas tienen el cerebro tan poderoso como para dominar a otras?
Es una buena pregunta sobre lo que es un cerebro poderoso. Si uno mira los animales, hay unos que son animales Alfa, líderes, y eso quiere decir que piensan un poco más rápido, que ven mejor, que oyen mejor, que para ciertas cosas son mucho mejores. Entonces todos los siguen. Una persona que realmente es un líder puede hacer las cosas mejor. Mire usted la importancia del liderazgo en las fuerzas armadas. El liderazgo es importantísimo, pero no es que sea más fuerte el cerebro. De pronto sí piensa mejor. Entonces cambie la pregunta: Si uno tiene un cerebro que piensa mejor, ¿puede convencer a las personas? Pues claro, ese es el concierto humano.

¿Ese cerebro que puede generar en el hombre tanto amor y tanto arte, es el mismo que puede producir tanta capacidad de odio y de muerte?
Ya señalé que se puede mover la mano derecha como se puede mover la mano izquierda. Hay personas que son malas porque les da placer ser malas, y conocemos muy bien las reglas: si yo soy masoquista, quiero que me peguen, y otros quieren pegarles a los demás, al que es un sádico le encanta quitarle la piel a la gente sin anestesia, y eso es una aberración. Un hombre puede ser inteligentísimo pero de pronto de noche le jala los pelos a la mujer. Lo uno no impide lo otro.

¿Qué opina de tantos negociantes que ofrecen vitaminas y medicinas para el cerebro?
Que quieren plata. La gente vende porquerías por plata, desde el principio de la vida. Es como el cuento de los tres judíos que están en un tren y llega un ruso y les pregunta: ¿Ustedes por qué son tan inteligentes?, y le contestan: Es que nosotros comemos cerebro de pescado, y si nos paga por estas cabezas, se las vendemos. El ruso se las come y piensa que de inmediato se va a poner más inteligente. Al rato regresa y dice: Pues me comí el cerebro de los pescados y nada; yo creo que eso no sirve. Entonces los judíos le responden: Le sirvió para que se diera cuenta de algo de lo que antes no se había dado cuenta: de que eso no sirve. ¡O sea que su cerebro empezó a funcionar!

Usted dijo que la plata es importante pero que el negocio es la vida…
Lo que dije es que el negociar, la capacidad de interactuar socialmente, es sumamente importante porque somos animales sociales. La plata es una manera muy sencilla de facilitar los negocios. Uno puede hacer una pregunta muy sencilla que yo le hago a la gente: ¿Cuánta plata tengo que darle para que me deje matarlo? Y responden: “¡Cómo así!”. El dinero es una metodología para mejorar ciertas cosas, pero no es la vida.

¿Y qué es la vida?
Es un estado funcional del cerebro. Es decir, que la pierna está viva porque la vida es un estado funcional, que puede moverse.

En esa perspectiva, ¿cómo explica usted la muerte? ¿Tanto luchar para morirse?
Es que si no quiere luchar, pues no luche. Pero si alguien no lucha, entonces no entendió la vida. La vida no es para que le paguen a uno para trabajar, qué cosa tan triste. Y si cree que el trabajo es para burros, si cree eso, fue que le dañaron el cerebro. Vivimos para trabajar, para pensar, para cambiar, eso es la vida.

¿Y qué hay después de la muerte?
Nada. ¡Qué va a haber después de la muerte!

¿O sea que usted y yo nos morimos y nunca más…?
Pues ni siquiera vamos a saber que morimos, como cuando se duerme. Usted se duerme y no se despierta.

¿Entonces la muerte es como el sueño?
Exacto, como el sueño pero sin soñar. Como la anestesia, pero ahora es el sueño eterno,

¿Entonces no hay otra vida, no hay reencarnación, no hay nada?
Para mí, no.

¿Y eso que dicen que existe la energía y que ésta no muere?
Claro que no muere, pero uno deja de ser ciertas cosas. Imagínese que uno diga lo siguiente: ¿Cuánta energía hay si quemamos diez personas vivas? Son las calorías. ¿Y si las personas están muertas? Pues exactamente lo mismo, pues igual se quema un vivo que un muerto, a la misma velocidad, y entonces la física sigue. Lo que pasa con la muerte es que hay un estado funcional que se acaba, no se ha perdido nada de energía.

¿Entonces usted no le tiene miedo a la muerte?
¡Pero cómo voy a tenerle miedo a la muerte! Qué le voy a tener miedo a la muerte si nunca voy a conocerla. La única muerte que yo no voy a conocer es la mía. La muerte para mí no existe. De todas maneras me voy a morir. Yo les digo a mis estudiantes: Estar vivo es sumamente peligroso; si no quiere peligro, muérase, porque a los muertos no les pasa nada.

¿Más allá del cerebro humano existe Dios?
¿Quiere que le diga la verdad? No, ¡qué va a existir!

¿Entonces Dios es un invento del hombre?
Fíjese: hasta lo pintan como un hombre. Tiene boca, tiene todo un sistema digestivo. ¿Entonces Dios tiene hígado? ¿Va al baño? ¿Usted sabe lo que implica tener un Dios que parezca una persona? Es decir, estamos en el nivel de los mesopotámicos. Hasta los musulmanes tienen la decencia de no pintar a Dios, sino cosas geométricas.

¿Ese descubrimiento de que no hay Dios fue para usted tardío o a temprana edad?
No, desde chiquito me di cuenta de que eso no puede ser. Pensaba que no era posible que Dios sin inmutarse viera a un niño morirse de hambre. Entonces recuerdo decirle a mi papá: ¿Será posible que la Iglesia y la gente adinerada utilicen la idea de Dios para dominar a los pobres que siempre han sido más? ¿Comunista acaso? No, yo no soy comunista.

¿Usted sueña?
Sí, con detalles y con sonidos y colores. Sueño en colores, oigo a las personas y le hablo a la gente en todos los idiomas, y pasan toda clase de situaciones, pasan cosas interesantes y la mayoría de ellas son verdad.

¿Cómo puede mejorarse la memoria?
La memoria es un estado funcional del cerebro. Si usted me pregunta cómo determina la masa muscular la fuerza, le respondo que la fuerza es la masa muscular. Haga ejercicio. Venden productos que pueden mejorar la memoria, como programas de computadora, y sudokus, y no solamente eso: viva más. Esos aparatitos son buenos y fuerzan a la gente a utilizar la memoria. A mí me dicen: Usted dejó de hablar castellano durante veinte años, ¿y cómo es que no se le olvidó? Pues es que si yo hablo el castellano y sueño en castellano, ¿cómo se me va a olvidar?

¿Los humanos tenemos el mismo cerebro o hay diferencias entre razas, entre hombre y mujer, entre ricos y pobres...?
La similitud de los cerebros es como la de la nariz: todas las personas la tienen, pero no hay dos iguales. El cerebro es el mismo para todos, pero se diferencia en la organización de los circuitos, que se da al azar; aquí la variabilidad es infinita. Hay personas con mayor capacidad para ver los colores, para interpretar música o para ser parlanchinas... Y eso depende de las propiedades intrínsecas de las neuronas, no del color de la piel o del tamaño del bolsillo.

¿Qué nos hace distintos entonces?
Una neurona es como una maraca que suena por su lado, y nunca deja de sonar. Frente a un estímulo externo, o de manera automática, todas las neuronas entran en un estado de 'maraquismo' y suenan a la par, después vuelve cada una a lo suyo... Esa capacidad para cambiar sus ritmos es distinta. Eso nos hace diferentes, pero la gente tiende a exagerar esas diferencias.

¿Para qué las exageramos?
Para sentir que los Rodríguez, son distintos a lo Pérez. Ese tiene las uñas largas y yo las tengo redondas. Eso es importantísimo en los humanos para la supervivencia, porque hay mayor variedad y eso garantiza mayores posibilidades de evolucionar.

¿Qué es la conciencia y donde está?
Es un estado funcional del cerebro, que está en continuo movimiento y donde los valores y las implicaciones de lo que se está pensando forman parte de las mismas cosas. Yo veo una línea azul y puedo decir al mismo tiempo "qué color tan feo". Por supuesto que esto no tiene un lugar específico en el cerebro, está disperso en él.

¿Qué son cerebralmente los valores?
Son patrones de acción fijos que nos impulsan a actuar por un proceso de negociación que se hace desde que se nace. Le pegaron a él y a mí no. Él debe ser culpable...
¿En qué parte del cerebro se elaboran el amor y las emociones?
El cerebro emocional es muy viejo. Es el cerebro truhán, el de los reptiles, donde no existen más que patrones de acción fijos; por eso ellos se acercan o se van si quieren comida; atacan si quieren defenderse, y tienen sexo si quieren reproducirse. Así mismo es el amor...
Si es tan simple, ¿entonces por qué se le da tanta importancia?
Porque el sexo, que es vital para la reproducción, está involucrado. En el afán de controlarlo, por razones sociales, se ha modulado ese patrón cerebral de acción fijo al punto de convertirlo en algo vital para todos.

En definitiva, ¿qué es el amor?
Es un estado funcional, como una golosina, y los enamorados son golosos ("que me ame, que me ame"). Eso hace que se sienta rico y que se activen los sistemas de gratificación. Por eso gusta. Claro, eso es indistinto de lo que se ame o a quién se ame. Amar la plata o a alguien del mismo sexo es, funcionalmente, la misma vaina. Eso sí, nunca es demasiado, nadie se muere por exceso de amor. No es como la epilepsia.

¿Y el odio y la envidia?
Son estados funcionales automáticos de los núcleos de la base del cerebro.Como todos los pecados capitales, no son negociables: el señor se enamoró y, como el que se va de rabo, no hay nada que hacer.Ahora, como todos los patrones de acción fijos, se pueden modular con otros. Por ejemplo, en el caso de la señora que ama a su marido y luego lo odia por infiel, hay un cambio de patrón de acción fijo, que era el amor, por otro, que es el odio... ¡Simple!

¿Y el amor a primera vista?
Funciona como en el cerebro de los pájaros: el patrón de acción fijo estaba activado, disponible y listo cuando apareció la persona que le gustó, y listo.

¿Y el amor eterno?
Ese es de inteligentes que estructuran y modulan los patrones de acción fijos sobre la base de ver al otro como la mano de uno. Cuidarla es mi responsabilidad y viceversa. Saber que no habrá puñalada trapera es la norma. ¡Nunca, primero me matan tres veces! Esa es la clave neuronal del amor eterno, la que mantiene el estado funcional activo y bloquea cualquier cosa que le sea contraria. Es una calidad de estado mental. Si se entiende no hay otra posibilidad que amar al otro; en cambio, querer acostarse con otro y pasarla rico no es amor. Amor es compromiso y cerebralmente está en el cerebro truhán. Uno no se enamora de una mujer porque tiene unas tetas buenísimas, uno se enamora de su cerebro, porque con él se interactúa y se avanza, con las tetas no.Amar es cerebralmente un baile y hay que bailar con el que pueda danzar con el cerebro de uno. Amar es bailar, no hacer gimnasia. Encontrar eso es muy difícil; hallarlo es un tesoro.

¿Cerebralmente qué es Dios?
Es un invento del hombre. Y como todos los inventos humanos, se parece a él. Dios tiene dos razones de ser: a los inteligentes les sirve para gobernar a los demás y a los menos inteligentes para pedirle favores. A todos para explicar lo que no entendemos de la naturaleza. Es una lógica de un primitivismo náuseo.

¿Qué es la inteligencia?
Cerebralmente es la capacidad de abstraer para simplificar y actuar sobre esa simplificación. Cerebralmente está entre un oído y el otro, es decir en todas partes... Y claro, existen diferentes tipos de inteligencia.

¿Qué es un tipo malo, neuronalmente?
Esa no es una condición cerebral, es una condición social. Los ladrones y asesinos son sociales: ¿Por qué roba? "Por mis hijos, los ladrones son ustedes, porque me quitan y luego me castigan por querer recuperarlo".

¿El subdesarrollo es un patrón cerebral?
El país puede estar subdesarrollado, pero yo no. Eso no es contagioso. Ah, no hay cerebros subdesarrollados.
Se dice que solo usamos el 10 por ciento del cerebro...
Esa es una forma estúpida de pensar. Lo usamos todo y nunca se detiene.El cerebro actúa todo siempre; lo que sí sucede es que unas funciones se inactivan para que otras puedan marchar. Eso es necesario.

¿Las nuevas generaciones serán más inteligentes?
No hablen caca...

¿Cómo define a una persona inteligente?
La que es capaz de poner en contexto el mundo externo.

¿Se puede ejercitar el cerebro?
Sí, la labor intelectual genera más labor intelectual...

¿Quién es genio?
Aquél al que no le cuesta trabajo.

¿Y nace o se hace?
Nace con patrones cerebrales específicos: por ejemplo, el que es buen matemático, no es bueno bailando; el que es bueno pintando, se puede enredar haciendo una cuenta.

¿Por qué los científicos no son políticos?
Porque la política es un arte, no una ciencia.

¿Cree que este país debe seguir siendo manejado por esos artistas?
Desgraciadamente no hay más remedio.

¿Tenemos buenos artistas de la política?
No son artistas de la política pura. La mayoría son fracasados de otras disciplinas.

¿Por qué usted pudo y otros no?
Por suerte. Sea lo que sea, no me hice a mí mismo. Si en el momento en que uno nace las narices grandes son favorables, y uno viene con ellas, ¡de buenas! El valor que uno tiene es el problema de los demás, uno no se juzga, lo juzgan los demás. 

¿Cómo se sentiría si mañana encuentra la cura de una enfermedad?
¡Colombianísimo!

Usted es un referente, de los pocos para el país. ¿Qué le significa eso? 
Una cantidad de entrevistas como ésta, la cosa más jodida...

miércoles, 18 de febrero de 2015

UN LLANTO POR LOS HÉROES CAÍDOS


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Todos sabemos que vivimos en una sociedad competitiva.
Un entorno que glorifica a los ganadores, a aquellos que se imponen a los demás para alcanzar sus objetivos.
La sociedad los llama “triunfadores” y los considera como los “mejores” o los “más fuertes”.
Pero esa es una visión completamente distorsionada de la realidad.
Las propias estructuras psicológicas del Sistema, que nos han llevado a crear esta sociedad tan competitiva, deforman también nuestra visión del mundo y retuercen nuestros propios conceptos.
Podríamos decir que concebimos las cosas al revés de como son en realidad, hasta el punto de que aquello que la sociedad considera signos de debilidad y cobardía, muchas veces son el reflejo de una enormefortaleza y valor.
Un ejemplo de esta visión invertida de la realidad, la podemos encontrar, por ejemplo, en el mundo de la ficción.
Estas últimas décadas, tanto la televisión como el cine (especialmente de Hollywood), nos han bombardeado con la imagen del típico héroe de acción, hasta convertirlo en el arquetipo del “hombre fuerte y duro”.
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Hombres violentos y musculosos, hinchados de esteroides, cuya única función en la vida parece ser repartir golpes, disparar a diestro y siniestro y sobretodo, matar a sangre fría sin mostrar el mínimo atisbo de remordimiento o conciencia.
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Un arquetipo masculino que ahora también ha sido trasladado a las heroínas femeninas, convertidas directamente en machos con tetas.
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El problema central de esta concepción de “hombre fuerte” no está en el uso indiscriminado de la violencia, como muchos querrán ver.
Lo que convierte a estos arquetipos sociales en especialmente nocivos, es su actitud respecto al resto de seres humanos.
El héroe de acción actual, utilizado como modelo de “fortaleza y valor”, es un ser impávido, impertérrito, frio e insensible, capaz de golpear, matar o planificar la muerte de los demás sin inmutarse; su gran “virtud” es que está dotado del más absoluto desprecio por la vida de las otras personas.
A base de bombardearnos con esta imagen continuadamente, todos hemos acabado creyendo que ser fuerte, duro y valiente coincide con la actitud de estos personajes.
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LA GLORIFICACIÓN DE LA FRIALDAD Y LA INSENSIBILIDAD
Con esta imagen impuesta en nuestras mentes, ha nacido la glorificación de la frialdad, como símbolo de fortaleza y superioridad.
Y eso ha llevado a que, en contraposición, las personas sensibles, generosas, aquellas que sufren por los demás y que están dotadas de una gran empatía, sean vistas como personas débiles.
Cuando es justamente al contrario.
Una persona que fácilmente establece vínculos emocionales con los demás, una persona que confía en los otros, que ama con facilidad y que sufre por el mal ajeno, por naturaleza, es una persona mucho más fuerte, dura y valiente que una persona insensible.
Siempre ha sido así y siempre será así, por pura lógica.
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Cuando una persona, de forma natural, siente amor, confianza y empatía hacia los demás y no trata de castrar estas tendencias naturales ocultándolas bajo un velo de indiferencia o frialdad, está mostrando un enorme coraje.
Porque amar, en cualquiera de sus múltiples representaciones, implica aceptar el dolor de una posible pérdida, de un posible engaño, de una posible decepción o de una posible traición…y aceptar la posibilidad de todos estos males y no obstante seguir amando, exige una gran fortaleza psicológica.
Amar incondicionalmente es la máxima muestra de valor que se puede tener en la vida.
Es un acto de auténtico heroísmo.
El mayor riesgo que se puede tomar.
Sin embargo, una persona fría, distante y con escasa capacidad para sentir nada hacia la gente que le rodea, no toma ningún riesgo, ni muestra el más mínimo atisbo de valor.
Es como si viviera en un cuerpo sin terminaciones nerviosas en la piel. No sentiría dolor ante los golpes o los arañazos y a ojos de los demás, parecería más duro, más resistente y más fuerte, cuando simplemente, lo que le sucedería es que sufre de una grave carencia.
En realidad, una persona dura es aquella que siente dolor y lo soporta, superando los malos momentos. De la misma forma, ser valiente es saber que corres el peligro de sufrir un gran dolor y no obstante, arriesgarte a enfrentar las situaciones que pueden llevarte a sentirlo.
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Por si fuera poco, muchas veces, en nuestra sociedad, se identifica erróneamente la frialdad con el autocontrol, como si carecer de emociones y sentimientos fuera el reflejo de una capacidad superior.
Cuando de hecho, es el reflejo de una incapacidad.
Una persona que no siente, tiene muchos menos elementos emocionales que controlar dentro de su psique y por lo tanto, por lógica, adquiere menos capacidad de control que alguien que está dotado de una gran capacidad para sentir emociones.
Es tan absurdo como ver a un tipo que monta tranquilamente en bicicleta y comparar sus habilidades con las de un piloto de helicóptero que vuela dando tumbos; por más que el ciclista controle mejor la bicicleta que el piloto su helicóptero, es ridículo afirmar que tiene una “mayor capacidad de control”, porque controlar un helicóptero, aunque sea de forma precaria, es mucho más complejo que controlar una bicicleta.
Pues bien, en nuestra sociedad se cae precisamente en esta confusión: al “que viaja en bicicleta” se le considera más eficiente, más fuerte psicológicamente e incluso más valeroso que al “que pilota un helicóptero”.
Así es como al que no ama, al que no siente ni padece por las personas que le rodean, al que ignora el dolor ajeno y actúa con completo desprecio por los demás, se le considera “el hombre fuerte, frío y eficiente” y se acaba convirtiendo en un dirigente y un referente social, a pesar de ser peligroso y potencialmente nocivo para la gente que le rodea.
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Sin embargo, a aquel que es capaz de cargar con el enorme peso de sus propias emociones y de las emociones que le genera el sufrimiento ajeno, se le considera débil, demasiado sensible y potencialmente inefectivo para ejercer puestos de poder.
Como vemos, es el propio funcionamiento del Sistema, el que tiende a premiar al primero.
Aquellos que no dudan en dañar a los demás en propio beneficio, aquellos a los que no les importa robar las ideas ajenas o pisotear los derechos ajenos para alcanzar sus objetivos, aquellos que son incapaces de verse afectados por el dolor que ellos mismos provocan en sus semejantes, son elevados a los más altos puestos, ayudados por las lógicas de funcionamiento internas del sistema competitivo.
De esta manera, en nuestro mundo, acaban gobernando los menos fuertes, los menos valientes y los más incapacitados emocionalmente de entre todos nosotros.
Es decir, los peores.
Sí, el mundo está gobernado por seres inferiores, aunque nos hayan hecho creer todo lo contrario.
Así pues, replanteemos de una vez por todas quién es fuerte y quién esdébil.
Quién es “superior” y quien es “inferior”.
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LOS SUPERIORES Y LOS INFERIORES
Por que aunque suene muy mal, lo cierto es que no todos somos iguales: hay personas superiores a las demás.
Hay determinadas personas, que ante cualquier situación o oportunidad, piensan “¿Qué beneficio obtendré yo de esto? ¿Qué beneficio obtendrán las demás personas? ¿De qué manera podemos salir beneficiados todos, de forma justa y equitativa?”
Son individuos que podrían haberse quedado anclados en la primera cuestión y solo pensar en ellos mismos. Pero su tendencia natural no solo incluye sus propios beneficios, sino los de todo el conjunto. Su mente se abre y se amplia de forma natural hacia todo el entorno.
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Son ese tipo de personas que se sienten incómodas o incluso culpables si su bienestar implica perjudicar a los demás, o que incluso se sienten mal si tienen un golpe de suerte y en cambio ven a otras personas sufriendo a su alrededor.
Estas personas existen, no son un mito. Están entre nosotros.
Su mente está en un estado superior.
Y sin embargo, la sociedad tiende a castigarlos o a ignorarlos, como si fueran un cuerpo extraño, como si fueran bichos raros.
En contraposición a ellos, hay personas que ante cualquier situación o oportunidad, solo piensan “¿qué puedo ganar yo con ello? ¿cuál será el beneficio para mi?”.
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A estas personas, la sociedad los considera “los preparados, los listos, los competitivos, los que se adaptan, los supervivientes”.
Y en el fondo es cierto. Tienen un fuerte instinto de adaptación y supervivencia, como todos los animales.
Como lo tienen nuestros gatos o nuestros perros. Animales que sí, pueden ser muy cariñosos y muy simpáticos, pero que no dudan en comerse nuestro bistec a la mínima que nos distraemos. Porque por más que nos quieran, cuando ven el bistec ante sí, en su cerebro todo razonamiento queda reducido al binomio “Yo-Comida”. De repente, ya no piensan en si nos perjudican o en si esa comida nos iba a alimentar a nosotros. Llegado el momento, solo piensan en sí mismos y la única forma de impedir que vuelvan a robarnos la comida en el futuro es regañándolos y castigándolos por haberlo hecho.
Es decir, imponiéndoles una autoridad y normas de conducta que deben obedecer bajo amenaza de sanción.
No es extraño pues, que el Sistema quiera, promocione y proteja tanto a este tipo de personas.
Porque este tipo de personas tan netamente inferiores a las del primer ejemplo, son las que justifican la existencia del Sistema.
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LOS PROTEGIDOS Y LOS CASTIGADOS POR EL SISTEMA
Las personas más competitivas, las que no dudan en actuar en beneficio propio sin pensar en las consecuencias que tendrá para el resto de individuos, las que son menos capaces de sentir empatía hacia los demás o de ampliar su mente para incluir a los otros en sus logros, ganancias y deseos, esas personas, son las que mantienen el Sistema en pie.
Ellos justifican la existencia de policía, leyes, jueces y autoridad; el dolor que provocan en los demás y la injusticia derivada de sus incapacidades sientan las bases para que existan las reglas morales y los códigos de conducta, las religiones y las doctrinas infectadas de instrucciones de obligatorio cumplimiento.
Tanto da qué posición ocupen en el escalafón social: sean altos mandatarios o chorizos callejeros, su incapacidad para ponerse en la piel de los demás, es la misma.
Ellos son los que le roban la pensión a la pobre anciana que sale del banco; y los que se gastan 6000 euros en un bolso, sabiendo que hay gente que con ese dinero podría alimentarse o dejar de vivir en la calle. Son la miseria de la especie humana, la inferioridad encarnada, la rata que espera la oportunidad para robarle la comida al hambriento.
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Sin ellos, no solo el Sistema no podría sostenerse en pie, sino que sería completamente innecesario.
Pero como decíamos, entre nosotros hay individuos diferentes. Seres sensibles, generosos y empáticos y por lo tanto, valientes y extremadamente fuertes.
Individuos cuya presencia pone en duda toda la estructrura del Sistema. Uno solo de sus actos espontáneos de amor o generosidad, son como un dedo acusador, un incómodo reflejo que pone de relieve toda la bajeza del Sistema al completo.
Si todos fuéramos como ellos, no necesitaríamos leyes, autoridad, policías, religiones, ni normas morales…porque todas esas estructuras solo sirven para regular los aspectos más bajos de nuestra naturaleza; son como las setas que crecen en el estiércol…sin la porquería no podrían proliferar.
Por lo tanto, todas estas personas que aman incondicionalmente, que piensan espontáneamente en el bien común, son, en su esencia más profunda, personas anti-sistema, por más que en muchos casos consigan estar integradas en él.
Su forma de pensar, actuar y sentir no se puede aprender en una escuela, ni se puede transmitir o inculcar mediante una doctrina moral o religiosa. Tanto da que uno lea mil veces la Biblia, vaya a misa cada día, tome todos los sacramentos, rece como un loco o siga al dedillo todas las enseñanzas de Jesucristo.
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Es algo que debe brotar del interior de uno mismo, de forma natural. Simplemente, llega un día en que se ES así…
Las personas que alcanzan este estado mental permanente, acostumbran a ser seres anónimos y sacrificados.
No reciben medallas, ni premios, los municipios no les dedican costosos monumentos ni hay una sola línea en los libros de historia que hable de ellos.
Curiosamente, en los libros de historia, solo encontraremos párrafos dedicados a los peores criminales de masas, a los especímenes más bajos de nuestra especie, a los menos fuertes y valerosos, encarnados en forma de reyes, papas, emperadores, militares o conquistadores. A sus actos egoístas y enloquecidos, se los llama pomposamente “gestas históricas”, cuando en realidad no son más que manifestaciones de una conciencia inferior y de una marcada incapacidad para sentir empatía o amor hacia los demás.
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Los libros de historia son en realidad la nutrida recopilación de las muestras de bajeza de estos seres inferiores aupados al poder por el Sistema.
La auténtica historia de la humanidad, la que valdría realmente la pena escribir y leer, debería ser aquella que reuniera todos esos pequeños gestos de generosidad y amor incondicional hacia los demás individuos, realizados por tantos héroes anónimos, ignorados a lo largo de los tiempos.
Desgraciadamente, la gente lo consideraría una recopilación de pequeñas anécdotas, porque no implicarían grandes movimientos de tropas ni enormes dispendios destinados a provocar el dolor indiscriminado.
Sin embargo, ese libro de historia estaría repleto de destellos espontáneos de luz enmedio de la oscuridad, una reunión de lo mejor de nosotros mismos como especie, que sí merecería ser recordado para siempre.
Llegados aquí, podríamos preguntarnos: ¿quienes son estas personas especiales, capaces de mostrar tanta generosidad, y amor espontáneo hacia aquellos que les rodean?
¿Son una preciosa anomalía de la naturaleza?
¿Un elemento regulador del conjunto de la especie, como lo puedan ser los seres intrínsecamente malvados?
¿Son ángeles? ¿Seres enviados por algún ser superior?
Quizás no tenemos que ir a buscar tan lejos…porque por lo que parece, esos seres especiales, somos muchos de nosotros, quizás la mayoría de nosotros.
Porque prácticamente todos hemos tenido impulsos de generosidad y amor espontáneo en algún momento de nuestra vidas, sin esperar nada a cambio.
A todos nos ha llenado de alegría ver la felicidad de personas desconocidas y a todos nos ha herido en los más profundo del alma ver imágenes de dolor ajeno. ¿Cuantas veces hemos reído o llorado por personas desconocidas, aunque sea en la intimidad de nuestros hogares?
Así pues, el potencial para alcanzar ese estado mental superior, lo llevamos en nuestro interior.
Y ese es precisamente el gran drama que estamos viviendo.
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LA DERROTA COTIDIANA
Como hemos dicho, la sociedad tiende a castigar las muestras de empatía, confianza y amor incondicional hacia los demás, porque son actos que ponen en tela de juicio al Sistema.
Representan la semilla de un nuevo mundo, en el cual, el Sistema ya no seria necesario y por esa razón, el propio Sistema los combate con todas sus energías y todos sus recursos.
Las personas que muestran estas actitudes de forma espontánea, son etiquetadas como débiles, poco competitivas e ineficientes; la sociedad se burla de ellas para que pierdan la fe en si mismas y las aplasta con sus engranajes, hasta que en el lugar preeminente que deberían ocupar, el Sistema sitúa a sus fieles servidores, los seres inferiores, aquellos que son incapaces de sentir nada por los demás, para que escriban, con sus renglones torcidos y su mala letra, los párrafos de la historia.
Todos nosotros somos víctimas de este proceso, en algún momento de nuestras existencias.
Las injusticias recibidas y el ver que nuestros actos espontáneos de generosidad o de confianza ciega hacia los que nos rodean reciben el castigo de la traición, el dolor, la burla, el desengaño o el robo, nos cambian para siempre; los golpes recibidos a lo largo de la vida, acaban provocando que mucha gente acabe castrando sus mejores impulsos y sentimientos, y que renuncie a confiar en la bondad de los demás, en aras de un pragmatismo vital relacionado con la supervivencia y la adaptación a las reglas implacables de la sociedad.
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Así es como la mayoría de nosotros, que podríamos haber manifestado en nuestras vidas los mejores sentimientos de amor, generosidad y empatía, de forma espontánea y continuada, acabamos creándonos un escudo alimentado por el escepticismo permanente hacia la naturaleza humana.
Es cuando nos decimos a nosotros mismos aquellas frases tan típicas de“dejaré de ser un tonto, estoy harto de recibir hostias”“dejaré de ser tan confiado, porque todo el mundo te jode cuando puede”“no se puede ser tan generoso, porque sino todos se acaban aprovechando de ti”“dejaré de amar ciegamente, porque solo recibo desprecios y desengaños”
A este terrible proceso, la sociedad lo llama “hacerse mayor”, “adquirir experiencia”, “endurecerse”, “madurar”, “adaptarse”, “perder la inocencia” o “dejar de ser un ingenuo”…
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Etiquetas que tratan de positivizar lo que en realidad es una derrota en nuestras vidas, y una pérdida irreparable para toda la humanidad.
No nos engañemos más.
Esto no es endurecerse, no es avanzar, no es madurar.
Es una pérdida, un retroceso, una retrospección a un estado mental inferior.
Renunciamos a lo mejor de nosotros mismos, abandonamos lo que son las mayores demostraciones de fuerza y valor que podemos tener en la vida, que son las muestras de amor incondicional, confianza y empatía hacia los demás y las cambiamos por una coraza herrumbrosa con la que pretendemos protegernos del dolor y de la injusticia del Sistema, que nos ataca a través de las personas que nos rodean y a las que tratamos de ayudar.
Es difícil de aceptar, pero cuando hacemos esto, en realidad estamos siendo unos cobardes.
Cada vez que alguien lleva a cabo esta terrible renuncia, se produce una pérdida irreparable para la humanidad: esa semilla que todos llevamos en nuestro interior y que podría echar raíces en la tierra yerma para crear el vergel de un nuevo mundo, se seca para siempre.
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Para tratar de paliar los efectos de esta gran pérdida, solo nos queda una opción: volver a ver la realidad tal y como es; tomar conciencia de lo que es el auténtico valor y la auténtica fortaleza; y no olvidarlo nunca más.
Porque confiar y que te traicionen, ofrecer y que te roben, amar y que te menosprecien y sin embargo, seguir confiando, ofreciendo y amando, una y otra vez, sin desfallecer, es el mayor acto de fe, heroísmo, valor y coraje que un ser humano puede tener en la vida.
Algo que solo está al alcance de seres humanos superiores, aquellos que llevan en su interior el germen de una nueva humanidad y no pierden la esperanza de cambiar el mundo para siempre…
GAZZETTA DEL APOCALIPSIS