jueves, 16 de febrero de 2017

Creemos que las mujeres son mejores personas, pero no es así

Nikita Coulombe, cofundadora de Better Sex Ed, responde al comentario de Michael Moore «Ninguna mujer ha inventado nunca una bomba atómica, ni chimeneas de humos industriales, ni iniciado un Holocausto, ni derretido los casquetes polares u organizado un tiroteo escolar». La traducción es de Roi Ferreiro.
«Ninguna mujer ha inventado nunca una bomba atómica, ni chimeneas de humos industriales, ni iniciado un Holocausto, ni derretido los casquetes polares u organizado un tiroteo escolar».

...y ninguna mujer ha inventado nunca antibióticos que salven vidas, electricidad, o la imprenta. Parece que las mujeres no han inventado mucho en absoluto -los hombres están registrados como inventor principal en más de 9 de cada 10 patentes, y las clases de patente más importantes en que las mujeres son el inventor principal son artículos de viaje y pertenencias personales, joyería y prendas de vestir. ¿Quién es sexista aquí: Michael Moore, yo, la sociedad o la madre naturaleza? Si has respondido "todo lo anterior", haz clic aquí para salir de este artículo.
En The Myth of Male Power, Warren Farrell comentó, "el feminismo sugirió que Dios podría ser una ‘Ella’, pero nunca sugirió que el diablo también podría ser una ‘ella’.
Según una reveladora encuesta de Pew, tanto hombres como mujeres pensaban que las mujeres son mejores personas que los hombres -más compasivas, honestas, inteligentes, extrovertidas y creativas. Los sexos estaban empatados en cuanto a las percepciones sobre su ética de trabajo y capacidad de ambición. Lo único en lo que se pensaba que los hombres eran mejores era en la capacidad resolutiva. Los hombres también fueron calificados como más arrogantes y tercos, mientras que las mujeres fueron calificadas como más manipuladoras y emocionales.
¿Por qué creemos que los hombres son de menor altura moral que las mujeres? Hay muchos factores, sin duda, pero quiero poner el foco en un par de ideas que no se discuten a menudo: los hombres pueden aparecer como menos morales que las mujeres porque a menudo asumen más responsabilidad -lo que incrementa las posibilidades de hacer mal manejo de la responsabilidad y poner a otros en peligro; y debido a cómo los hombres y las mujeres se recompensan recíprocamente, los hombres tienen que hacer más para impresionar al sexo opuesto y por lo tanto tienen que asumir más riesgos -lo que significa romper ciertas reglas, establecer ciertas reglas, y luego hacer cumplir esas reglas.

Si la civilización hubiera quedado en manos femeninas todavía estaríamos viviendo en chozas de paja. - Camille Paglia

Fuente: Sexual Personae

A lo largo de la historia, ha habido grandes líderes masculinos, buenos líderes masculinos, malos líderes masculinos y algunos líderes masculinos francamente malos. Pero las mujeres en posiciones de poder no han sido precisamente santas benevolentes, sin importar cuan modestos puedan haber sido sus trajes pantalón (o equivalentes).
En King of the Mountain, que analiza la naturaleza del liderazgo político, Arnold M. Ludwig escribe que del pequeño porcentaje de dirigentes del siglo XX que eran mujeres, "la mayoría parecía estar igual de dispuestas a arriesgar sus vidas y su libertad personal por sus convicciones políticas”, no obstante “la mayoría pasaba menos de un año en el cargo”. Lo que atestigua aún más que eran las iguales de sus colegas masculinos es que varias tuvieron administraciones que fueron igual de corruptas". Un ejemplo de primera es Dilma Rouseff.
A nivel individual, que las mujeres sean agresoras en la violencia de pareja es tan probable como que lo sean los hombres, sin embargo hay pocos o ningunos recursos disponibles para los varones víctimas de violencia doméstica (véase aquí, aquí y aquí). Los niños también son más propensos que las niñas a experimentar "abuso sexual consumado" y son después más propensos a cometer suicidio tras el abuso sexual (véase aquí y aquí). Y las mujeres consiguen penas más cortas que los hombres por los mismos crímenes, y tienen el doble de probabilidades de evitar el encarcelamiento si son condenadas.
Una de las razones por las que las mujeres pueden recibir menos castigo se debe al "efecto halo" -las vemos más inocentes y son percibidas como menos amenazadoras. Por ejemplo, las personas con caras más suaves tienen menos probabilidades de ser declaradas culpables de delitos intencionales, pero más probabilidades de ser declaradas culpables de negligencia. Y en un fascinante experimento, la mera presencia de un macho con el que no estaban familiarizados (o de sus hormonas) provocó una respuesta al estrés en roedores, mientras que la presencia de una hembra no lo hizo. También hay en funcionamiento más sistemas sociales que apoyan a las mujeres y especialmente a las madres solteras, como el de ayudas sociales, creando la apariencia de que una mujer debe haber estado realmente en estado de necesidad o en peligro si ha cometido un crimen.
¿Alguna vez te preguntaste cómo sería una versión femenina de El Señor de las Moscas, donde todo el mundo tiene un halo pero todavía necesita comer? Aquí hay un par de ejemplos de lo que ocurre cuando las mujeres están bajo los mismos niveles de estrés que los hombres:
En el clásico experimento de 1963 de Stanley Milgram sobre la obediencia a la autoridad, los participantes originales -todos hombres- dieron una “sacudida” (shock) eléctrica a otro participante (en realidad un cómplice) cuando obtuvieron una respuesta incorrecta a un test simple, subiendo el número de voltios con cada respuesta incorrecta. En ese escenario, el 65 por ciento de los participantes masculinos llegaron hasta los 450 voltios (el nivel más elevado). Más tarde Milgram dirigió variantes del experimento; cuando las mujeres estaban como participantes, el 62 por ciento de ellas intensificó las descargas eléctricas hasta los 450 voltios.
Diferentes escenarios de los experimentos de Milgram
Más tarde, en 1972, Charles Sheridan y Richard King usaron una víctima auténtica -cachorros- en otro experimento de obediencia a la autoridad. Mientras el 54 por ciento de los varones participantes obedeció hasta llegar a lo más alto de la escala de descargas, el 100 por cien de las mujeres participantes continuaron hasta llegar al final.
Es interesante que, en los recientes experimentos del buen samaritano, el mismo número de hombres y mujeres pasaron andando al lado de personas que necesitaban ayuda. Y en una reciente variación del experimento de conformidad de Soloman Asch, las mujeres estuvieron de acuerdo con los juicios de grupo en tasas más altas que los hombres.
Si no crees que estos experimentos reflejan la realidad, considera que en Alemania desde la II Guerra Mundial, sólo 3 de las 3.700 mujeres que trabajaron en los campos de exterminio nazis fueron investigadas por los papeles que desempeñaron como colaboradoras del asesinato en masa. Un par de las guardias más brutales, Charlotte S y Gisela S, nunca serán procesadas porque son mujeres viejas y frágiles.
Otros estudios han revelado que los hombres son más propensos que las mujeres a reconciliarse con su oponente después de un conflicto, se sienten más cómodos distinguiéndose de sus colegas del mismo sexo, tienen una mayor tolerancia hacia los colegas del mismo sexo, incurren en menor ostracismo social y están más dispuestos a resolver los conflictos con los colegas del mismo sexo.
En un experimento con cámara oculta, ningún hombre cedió cuando jóvenes menores de edad les pidieron que compraran alcohol mientras que las mujeres eran más indulgentes.
Las mujeres a lo largo de la historia, a diferencia de los hombres, no tuvieron que asumir tantos riesgos o cooperar necesariamente con otros para continuar su linaje. A través del muestreo de la genética de varias poblaciones actualmente vivas, el biólogo Jason Wilder determinó que los ancestros de la humanidad habían sido aproximadamente el 67 por ciento mujeres y el 33 por ciento hombres, indicando que algunos hombres pudieron tener hijos con múltiples mujeres, pero la mayoría de los hombres no tuvieron ninguna descendencia (Véase aquí y aquí).
Típicamente los hombres se preocupan poco en relación a cuánto dinero gana una mujer cuando seleccionan una compañera -preocupándose más del atractivo físico- mientras que las mujeres todavía prefieren citarse con un hombre más viejo y más rico (véase aquí, aquí, aquí y aquí). En otras palabras, las mujeres reciben más recompensa por "ser" mientras que los hombres reciben más recompensa por "hacer".
Se espera que los hombres hagan el bien en nombre de la sociedad; que los hombres hagan el bien es realmente la media esperada. Que los hombres cumplan los requisitos fundamentales de una economía o sociedad (extracción de materias primas, fabricación, movimiento, gestión, creación e imposición de regulaciones, generación de energía, servicios básicos y mantenimiento, y seguridad pública) es lo que nos permite hacer progresar la civilización. Desacreditar a la misma población que provee ese fundamento es una acción arrogante por parte de la sociedad, y muestra un nivel patente de derechos otorgados que están socialmente aceptados (socially accepted entitlement)". Este es un modo excelente para que un contrato social se desenmarañe y desenrolle.
En la televisión y las películas, hacemos que los hombres se pongan máscaras cuando hacen cosas buenas, por lo que sus contribuciones a la sociedad son anónimas y por lo tanto no llegan a estar en la "lista de personas buenas". Batman y Bruce Wayne, Spiderman y Peter Parker, Superman y Clark Kent, las Adolescentes Muntates Tortugas Ninja, James Bond -todos ellos viven vidas dobles. Si no estuvieran usando máscaras y tuviésemos que reconocer sus hechos heroicos, no sería tan fácil explotar su desechabilidad.
Tal vez temamos que si dejamos que los hombres valoren sus vidas tanto como las mujeres valoran las suyas, la sociedad se caiga a pedazos. Imagina a Batman arrancándose su máscara cantando "Let It Go", como Elsa en Frozen? ¿Cómo saldría de bien?
Son en gran parte los hombres quienes han construido la civilización. Y aún hoy, los hombres constituyen la mayoría de la fuerza de trabajo, y trabajan más horas que las mujeres. Pero no nos gusta alabarlos por esas contribuciones. Como Chris Rock señala hilarantemente, "Las mujeres necesitan comida, agua y cumplidos... y tu papá se asegura de que le des las gracias a su mamá por todo... Nadie dice, '¡eh papá, gracias por pagar este alquiler; eh papá, de verdad me encanta este agua caliente; eh papá, es fácil leer con toda esta luz!’".
Si bien es cierto que la asunción masculina de riesgos conduce a que los hombres sean los que constituyen la gran mayoría de asesinos en serie, ladrones de bancos y tiradores escolares, la asunción masculina de riesgos conduce a la gran mayoría de nuestros inventores, exploradores, músicos de jazz y CEOs. La asunción masculina de riesgos también nos proporciona héroes que arriesgan sus vidas salvando a otros, como los bomberos -el 96 por ciento de los cuales son varones y 7 de cada 10 son voluntarios (aunque no podamos reconocerles como personal masculino bombero), los oficiales de policía -7 de cada 8 de los cuales son varones- y miembros del servicio militar -5 de cada 6 soldados son hombres y, hasta hace poco, tiempo, los hombres cubrían el 100 por cien de los puestos de combate.
En lugar de examinar las raíces del crimen y el éxito, sin embargo, señalamos al crimen como prueba de que los hombres son malos y señalamos los logros de los hombres como prueba de que son opresores -¡no pueden ganar!
Esta idea de qué sexo es mejor es una falsa dicotomía porque, al final, ambos necesitamos al otro. Preguntar quién es mejor, quién ha hecho más, no nos beneficia en absoluto. La razón por la que escribí esto es dar a los hombres más crédito donde el crédito se debe. Cuando la sociedad piensa que los hombres son automáticamente malos, lo cual ahora se está institucionalizando con clases de “masculinidad tóxica” impuestas a lo largo de los campus, necesitamos examinar si las cosas son o no realmente así de blancas y negras. Finalmente, nosotros (la sociedad) necesitamos dejar de pintar a los hombres como el enemigo, reconocer que hay bien y mal en ambos lados, y conseguir que lo bueno en ambos lados empiece a trabajar conjuntamente.
Nikita es una escritora y artista coautora de Man, Interrupted junto al psicólogo social Philip Zimbardo. Apasionada por la comprensión de la naturaleza humana, cofundó el blog de educación sexual BetterSexEd.org.
Post scríptum para molestar (no leer, demasiado largo): Como grupo, las mujeres son percibidas tan bien simplemente porque son mujeres, mientras que los hombres son demonizados simplemente porque son hombres (por ejemplo, tenemos clases de "masculinidad tóxica" pero no de "feminidad tóxica"). Si esta percepción continúa, entonces nuestra dinámica de relaciones hombre-mujer se deteriorará en mayor medida, perpetuándose falsamente a sí misma.
*Si tienes más ejemplos, por favor compártelos*

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